Imagina tener que ir a una entrevista de trabajo. Te levantas por la mañana, tomas un nutritivo desayuno, una buena ducha, te preparas con cremas, maquillajes y perfumes, te pones el mejor vestido que tienes -recién salido de la lavadora- y te subes a tu auto para llegar a la reunión lugar. ¿Te encuentras en esta dinámica? Llegas, estacionas tu auto, caminas hasta la oficina de recursos humanos y te encuentras cara a cara con el responsable. Esta persona le hará varias preguntas. Preguntas sobre tus estudios, experiencia laboral previa y, si no tienes la suerte de conocer a un gerente particularmente caprichoso e imaginativo, estarás sujeto a la clásica serie de preguntas como:
“Dime tres virtudes y tres defectos que la caractericen”
"¿Porqué quieres este trabajo?"
"¿Que sabes de nuestra compañía?"
"¿Por qué deberíamos emplearte?" ...
"¿Donde te ves en diez anos?"
Bingo. Es precisamente a esta pregunta a la que quería llegar.
¿Dónde te vez en diez años?
La verdad, te voy a ser sincera, en diez años me aterra no verme por ningún lado. O mejor dicho, me veo, pero en un lugar sin aire limpio, sin insectos ni vida microscópica, carente de áreas verdes y, aunque encontrara alguna, me la imagino sumergida en basura y plástico.
Simplemente no puedo imaginar un lugar diferente. Estamos demasiado ocupados con nuestras vidas ocupadas para pensar en las consecuencias de nuestras elecciones y tenemos la costumbre de seguir resignándonos a la idea de que "solo nunca llegarás a nada", "solo no puedes hacerlo". ¡Pero no! Estas son todas las justificaciones. Es en las pequeñas acciones diarias que se hace la diferencia. Y cuando nuestros amigos y seres queridos notan la gran dinámica de cambio positivo en nosotros, solo pueden apoyarnos, seguirnos y expandir el eco de esta revolución positiva.
Si, por ejemplo, volvemos a la dinámica de una posible preparación para una entrevista, tenemos varias opciones:
¿Qué como para el desayuno?
¿Cuánto tiempo me quedo en la ducha?
¿Qué uso para lavarme?
¿Y para maquillarse?
¿Qué usé para lavar mi ropa?
¿Se necesitaba un coche para moverse?
Hay algunos gestos que ahora realizamos automáticamente, pero es posible realizar un cambio consciente en esta dinámica que puede tener un menor impacto en el medio ambiente. Mi objetivo en este artículo es precisamente comenzar a escribir una mini guía para probar y seguir, para asegurarte de que eres la chispa del fuego de la innovación.
Un día más ecológico
Levantarse por la mañana En la dinámica de un día típico, todos nos despertamos (generalmente en el último minuto), nos levantamos y desayunamos. Una excelente manera de comenzar el día con un enfoque diferente y una mente despejada es levantarse unos diez minutos antes de lo habitual, darse tiempo para despertar el cuerpo y la mente suavemente, tal vez meditando sentado o haciendo ejercicios suaves de estiramiento. - y luego dedicarse a un desayuno sentado y consciente de los alimentos que estamos a punto de ingerir.
Desayuno
¿Qué comes/bebes en el desayuno? ¿Café? ¿Tes? ¿Galletas? ¿Bizcochos?
Prestamos atención a lo que ponemos en la mesa desde las primeras luces de la mañana y elegimos productos de origen controlado, mexicanos y que tengan la menor cantidad de ingredientes refinados posible.
Por ahora, en varios supermercados tenemos la oportunidad de encontrar productos de pequeños productores, orgánicos certificados y con harinas sin refinar.
Un buen compromiso es confiar en cadenas de fácil acceso para todos. Sus líneas registradas y orgánicas suelen ser de origen local, pero siempre recomiendo leer detenidamente las etiquetas para comprobar el lugar de producción.
Higiene personal Pasemos a la ducha y al aseo personal. A la hora de lavarnos, lo ideal para nuestra piel y el medio ambiente es darnos una ducha corta, con una temperatura no demasiado alta y con un gel de ducha libre de parabenos, colorantes y conservantes. Para reducir el uso de plástico, he estado usando jabón antiguo empaquetado en papel durante mucho tiempo. Puedes encontrar diferentes tipos en el mercado en el supermercado más cercano, pero recomiendo evitar las grandes marcas y confiar en los pequeños productores mexicanos que evitan las pruebas con animales, por lo tanto, cruelty-free. Además, los jabones son muy cómodos para llevar y se pueden sustituir por botellas de gel de ducha, champú, acondicionador y jabón de manos. También hay que prestar otra atención a los complementos que utilizamos para el ciclo menstrual. En el caso de las mujeres, el ciclo menstrual hace que, a lo largo de la vida, lleguemos a consumir unos 12.000 tampones o toallas higiénicas, lo que supone un gran impacto ambiental si pensamos en la cantidad de mujeres que hay en la Tierra. Estos productos, además, son ricos en derivados químicos del petróleo y los fabricantes no están obligados a enumerar todos los productos químicos adicionales agregados durante la producción; potencialmente, cada mes, ingresamos al cuerpo una gran cantidad de sustancias nocivas para nuestra salud. ¿Qué opciones tenemos?
Podemos confiar en toallas de algodón orgánico y empaquetadas en embalajes ecológicos (que, sin embargo, siguen siendo no reciclables, pero en material de algodón orgánico), o productos completamente biodegradables. Para aquellas que deseen probar diferentes alternativas completamente ecológicas y reutilizables, existen toallas sanitarias y copas menstruales lavables. Para el cuidado de la barba en los hombres se pueden utilizar excelentes jabones naturales, que son útiles tanto para lavar la propia barba como para lubricar la piel antes del afeitado.
Si comenzamos nuestros días haciendo estos pequeños cambios en la rutina, ya estaremos a la mitad y cada vez más involucrados en la dinámica de transformación positiva.
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