Una vez, un maestro hizo una mancha negra en el centro de una hermosa hoja de papel blanco y luego se la mostró a los alumnos. ¿Qué ves?, preguntó. “¡Una mancha negra!”, respondieron a coro. "Todos ustedes han visto la mancha negra que es pequeña", respondió el maestro, "y nadie ha visto la gran hoja blanca". La vida es una serie de momentos: el verdadero éxito está en vivirlos todos. No te arriesgues a perder la gran hoja blanca para perseguir una mancha negra. ¡Porque la gran hoja en blanco es tu isla y está justo frente a ti! Así son los hombres: capaces sólo de ver las manchas negras, no saben reconocer la inmensa hoja blanca que es su vida. En cambio, todos deberíamos ser conscientes de que, a pesar de los puntos negros de nuestra existencia, existe, aunque esté escondida, una hermosa hoja blanca, símbolo de vida, que siempre vale la pena vivir.
La conciencia de lo que ya es nuestro Esta maravillosa anécdota de Bruno Ferrero nos ayuda a reflexionar sobre un concepto que hoy en día muchas veces se olvida: la gratitud. Dar un paso atrás y darnos cuenta del panorama general, apreciando lo que ya tenemos en nuestra vida y todas las posibilidades que se abren ante nosotros, es fundamental para poder superar nuestros bloqueos mentales. Aquellos que sufren de ansiedad, siempre tienen miedo y se enfocan solo en sus problemas, lo más probable es que no se detengan lo suficiente para agradecer al universo lo que ya tienen: un techo sobre sus cabezas, comida caliente en la mesa, el cariño de la familia y amigos, libertad. Todo es transitorio en la vida humana y nada debe darse por sentado: por eso hasta las pequeñas cosas, que quizás parezcan irrelevantes o secundarias, merecen nuestro más profundo e incondicional agradecimiento. Solo así seremos capaces de adoptar la actitud mental adecuada para manifestar lo que realmente queremos.
El punto negro son nuestros problemas, muchas veces irrelevantes Casi siempre ponemos demasiado énfasis en lo que podría ser y no en lo que es. La pequeña mancha negra dibujada en el papel es aquello a lo que decidimos dar peso: problemas, preocupaciones, ansiedad por el futuro, indecisión. No se dice que nuestros problemas no sean importantes, es simplemente la actitud que adoptamos la que es contraproducente: en primer lugar, a menudo gastamos demasiada energía en resolver problemas menores simplemente porque creemos que son mucho más graves. ¿Cómo saber si un problema entra en esta categoría? Simplemente hágase esta pregunta: "¿Seguirá importando en 5 minutos, 5 meses y 5 años?" Solo los problemas a los que puede responder "sí" tres veces son aquellos en los que vale la pena gastar toda su energía. Pero la mayoría de nuestras preocupaciones son magnificadas por la mente, y esta pregunta es un medio poderoso para ponernos de nuevo en la tierra y dar ese paso atrás para reenfocar las prioridades. Aprendemos a preocuparnos menos, a ejercer más gratitud ya considerar la mancha negra por lo que es: una pequeña señal en el enorme lienzo que es la vida.
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