Muy a menudo, en el ajetreo y el bullicio de la rutina diaria, todo lo que necesitas hacer es reducir la velocidad y disfrutar de la vida, pero casi siempre nos sentimos culpables cuando lo hacemos. Y volvamos a luchar contra el frenesí de nuestros días. Este continuo "tira y afloja interior" nos deja en el equilibrio entre un estrés difícil de manejar y una creciente necesidad de descanso y relajación, que nos negamos en nombre de mejores resultados. Casi siempre es el miedo el que nos hace caer en este círculo vicioso: miedo a no estar a la altura, a no ser suficiente, a no hacer lo suficiente. Miedo incluso a perder la rutina de este “ajetreo ordenado”. Miedo a los errores, porque somos esclavos de la perfección. Miedo a quedarse atrás. Miedo a pasar desapercibido. El miedo te mantiene sumido en una corriente de actividad frenética hasta que te sientes abrumado, al borde de un colapso inducido por el estrés. Sin embargo, una vida más lenta y sencilla, sin renunciar a las propias ambiciones, es absolutamente posible. En este artículo, descubrimos siete formas de aprender a disfrutar de la vida, saboreando plenamente el "aquí y ahora" sin culpa ni remordimiento.
7 maneras de disfrutar la vida y reducir la velocidad
1. Elimina tu impulso de dar respuestas
Si su vida está impulsada por un ritmo frenético, cuando se comunica con otra persona, a menudo solo escucha para responder. Pero, ¿cuánta información y cuántas oportunidades se pierden con este enfoque? En su lugar, practica escuchar lo que otros te dicen que entiendas. La escucha profunda y activa genera confianza, ayuda a resolver conflictos, evita malentendidos y mejora las relaciones profesionales y personales. Entonces, la próxima vez que hables con alguien, olvídate del hecho de que tienes que responder. Ponte en sus zapatos, escucha y aprende algo nuevo.
2. Disminuye tu dependencia de los dispositivos
El control constante de tus dispositivos te hace sentir (aparentemente) ocupado e importante. Sin embargo, está confiando efectivamente la gestión del tiempo a sus dispositivos (teléfono, tableta, computadora). Desconectarse de su mundo digital, tal vez estableciendo un día a la semana sin redes sociales, es una estrategia maravillosa para disminuir las distracciones y reducir el ritmo. Creará más espacio para sus pensamientos y conciencia, mejorará la claridad mental y agudizará su concentración. Por ejemplo, puede programar horarios para no mirar el teléfono, reducir las alertas y notificaciones a lo esencial y consultar el correo electrónico, el chat y las redes sociales solo dos veces al día.
3. Ejercita la atención plena
¿Tu mente salta cada segundo de un tema a otro, de un proyecto a otro, de una tarea a otra? La multitarea, que la sociedad nos presenta como una habilidad necesaria y constructiva, en realidad va en contra de la naturaleza y, a la larga, puede llevar fácilmente al agotamiento y hacernos menos productivos. Reemplázalo por el single-tasking (realizar una actividad a la vez con plena atención) a través del mindfulness, que entre sus muchos beneficios también es capaz de mejorar tu percepción del tiempo. Una mayor conciencia del momento presente reduce los niveles de ansiedad, mejora el sueño y disminuye los pensamientos dañinos. Todos los beneficios que ralentizarán tu mente a un ritmo más tranquilo y manejable. Para ejercitar la atención plena, no necesita meditar durante veinte minutos, solo concéntrese en su respiración durante unos segundos cada hora, tal como lo haría con estiramientos o cualquier otro ejercicio físico. Entrénate para percibir todo lo que te rodea y sucede en tu cuerpo en el momento presente, anclándote a la realidad con tus cinco sentidos.
4. Practica la gratitud
Donde la conciencia entrena tu atención y hace que disminuyas la velocidad, la gratitud guía tu corazón para seguir ese ritmo. En la vida muchas veces nos enfocamos en lo que nos falta, lo que nos empuja a comprar y consumir sin nunca estar satisfechos. Pero no se puede llenar un vacío emocional con consumismo. Así que hoy agradece las cosas simples pero importantes en tu vida, como tener un techo sobre tu cabeza, comida en el refrigerador, un trabajo, una familia que te quiere. Haga esto y lo pensará dos veces antes de agregar más desorden a sus días.
5. Aprecia tu entorno
A diferencia de la gratitud, que se enfoca en dar gracias por lo que tienes, el aprecio reconoce la belleza de tu entorno y tu comunidad. Cuando amas tus relaciones y tu mundo, sientes una mayor sensación de plenitud. Y está científicamente probado que el aprecio aumenta la satisfacción general de la propia vida. Cuando atesoras la sencillez, como maravillarte con los matices de una puesta de sol o regocijarte con la risa contagiosa de un niño, estás practicando la apreciación y adaptando tu ritmo al del entorno que te rodea.
6. Acércate al dolce far niente
En italiano tenemos una frase perfecta que engloba la filosofía de ralentizar, “el dulce sin hacer nada”.
No se trata de holgazanear, se trata de disfrutar de los placeres simples de la vida. Nos identificamos tan intensamente con nuestro propio negocio que no hacer nada parece casi una vergüenza. En cambio, el tiempo de inactividad le permite relajarse, recargar energías y comenzar de nuevo con una motivación renovada.
Comience poco a poco programando breves momentos de no hacer nada. Por ejemplo, durante tu próximo descanso, en lugar de revisar obsesivamente tu teléfono, mira las nubes en el cielo o relájate con un té de hierbas.
7. Sal de la carrera
Estamos tan concentrados en lograr metas y cumplir deseos (nuestros y de otros) que nos tomamos a nosotros mismos demasiado en serio. Y seguimos excesivamente centrados en lo que hay que hacer, en lugar de por qué tenemos que hacerlo. Tú y tu frenesí son dos entidades separadas, así que haz lo que sugiere la filósofa Iris Murdoch y "desinterésate en ti mismo". Confía tu ser a la naturaleza, al arte ya la belleza intrínseca de este mundo. Cuando dejas de identificarte con tu frenesí, puedes conectarte con tu yo superior, que reconoce a los demás, este mundo y el universo como una sola entidad.
Conclusión Imagínate dentro de veinte años. ¿Qué quieres recordar de tu vida? ¿El frenesí diario, la carrera o los confusos recuerdos de un sinfín de actividades? No lo creo. Imagina una vida significativa, porque te tomaste tu tiempo para escuchar, observar y disfrutar. Imagine una gran cantidad de recuerdos y momentos pasados con las personas que importan. Imagina largas caminatas en la naturaleza admirando las maravillas que te rodean. Disfrutar de la vida es posible incluso en estos tiempos que exaltan la velocidad y la prisa. Y con estos pequeños consejos, usted también puede encontrar su dulce equilibrio para una vida más lenta y plena.
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