Todos sabemos lo bien que nos puede hacer sentir el contacto con la naturaleza. Los sonidos del bosque, el aroma de los árboles, el canto de los pájaros, la luz del sol jugando entre las hojas, el aire fresco y limpio: todos estos elementos nos dan una sensación de confort y magia. Alivian nuestro estrés y alivian las preocupaciones, nos ayudan a relajarnos y a pensar con más claridad. Estar en la naturaleza puede restaurar nuestro estado de ánimo, restaurar la energía y la vitalidad, refrescarnos y rejuvenecernos.
Es una medicina
Todos nosotros, en algún momento de nuestra vida, hemos experimentado la maravillosa sensación de abrazar un árbol. Es un instinto primordial que sentimos con mucha fuerza sobre todo en la infancia, aunque con el avance de la edad la necesidad de dejarse llevar por esta unión espontánea con la naturaleza disminuye cada vez más.
Ya sea por etiqueta social, o porque perdemos la capacidad de soñar, o por nuestros ritmos de vida, en la sociedad moderna abrazar árboles se considera una acción típica de niños o ecologistas, y no algo natural y perfectamente aceptable. Si tú también piensas que el acto de abrazar árboles es pueril, quizás no sepas que esta práctica, llamada terapia de bosque, en realidad puede mejorar nuestra salud.
Sinceramente, no hace falta ni abrazar un árbol para ver los múltiples beneficios que de él se derivan, basta con estar rodeado de árboles y plantas en general.
El extraordinario poder curativo de los arboles
La terapia de bosque es la práctica de sumergirse en la naturaleza, especialmente en los bosques, y aprovechar sus influencias beneficiosas para la salud física y mental. En un libro publicado por el autor Matthew Silverstone titulado “Blinded By Science” se citan numerosas evidencias que confirman los beneficios de los árboles para nuestra salud que incluyen, entre otros, su influencia positiva en el tratamiento de la depresión, mejorando la concentración y la capacidad de aliviar las migrañas. Esta práctica existe desde la antigüedad, por lo que no es un descubrimiento nuevo en absoluto, sino una confirmación científica de lo que ya habíamos experimentado de primera mano. El libro cita una amplia variedad de estudios que muestran que los niños experimentan enormes cambios psicológicos y fisiológicos positivos en términos de salud mental y bienestar cuando interactúan regularmente con plantas y árboles. Un estudio de salud pública que investigó la asociación entre la vida al aire libre y la salud mental concluyó que “el acceso a la naturaleza puede contribuir significativamente a nuestro bienestar mental y físico”. Otro estudio demostró la eficacia de la naturaleza para aliviar los síntomas de la depresión y también para mejorar la atención y la memoria. Por otro lado, ya hemos hablado de cómo meditar en la naturaleza amplifica aún más las ventajas de la meditación, acentuando su eficacia. Quizás porque volver a nuestros orígenes y reconectarnos con nuestro entorno es justo lo que necesitamos en este mundo agitado. Silverstone, sin embargo, argumenta que estos beneficios para la salud no tienen nada que ver con la naturaleza en general, sino que demostrarían científicamente cómo las propiedades vibratorias de los árboles y las plantas tienen efectos directos en nuestra salud.
¿Cómo interfieren en nosotros las vibraciones de las plantas? Todo en el mundo vibra, todo lo que nos rodea está literalmente vibrando. Las diferentes vibraciones y frecuencias afectan los comportamientos biológicos, razón por la cual recitamos un mantra para mejorar nuestra concentración. Como resultado, cuando tocas o estás cerca de un árbol, su patrón vibratorio diferente afectará los mecanismos biológicos dentro de tu cuerpo. ¡Imagínese si los médicos pudieran prescribir una hora al día en un bosque en lugar de un montón de medicamentos con diferentes efectos secundarios! Este método puede sonar demasiado bueno para ser verdad, pero ¿qué tenemos que perder? Vale la pena intentarlo, tal vez comenzando a integrar la práctica de abrazar árboles con otros tratamientos más comunes. En Japón, la gente practica regularmente la terapia de bosque a través de “baños de bosque”, una práctica que simplemente consiste en pasar tiempo en el bosque absorbiendo la sabiduría de los bosques antiguos, dando largos paseos entre los árboles para estimular el sistema inmunológico. En japonés también existe un término específico para esta actividad, a saber, shinrin-yoku. Shinrin en japonés significa "bosque" y yoku significa "baño". Así que shinrin-yoku significa literalmente bañarse en la atmósfera del bosque o admirar el bosque a través de nuestros sentidos. En el taoísmo, se anima a los estudiantes a meditar en los árboles, ya que se cree que absorben las energías negativas. Los árboles son considerados una fuente de sanación emocional y física, absorbiendo y almacenando toda la energía del cosmos.
Cómo empezar a practicar la terapia de bosque
Lleva algunas plantas de semillero a la oficina o al lugar donde pasas la mayor parte del día.
Cuando salgas a caminar, privilegia los senderos verdes, mejor aún si atraviesan un bosque o un gran parque.
Lleve a sus amigos y familiares a áreas verdes llenas de árboles con más frecuencia.
Empieza a cuidar una pequeña huerta en el jardín o en el balcón de casa, dedicándole cada día un poco de tu tiempo.
Planta un árbol en el jardín o en el bosque más cercano a tu casa.
Adquiera el hábito de abrazar un árbol de vez en cuando. ¡No tengas miedo, trátalo como a un amigo!
Conclusión Un acto tan simple y espontáneo como caminar en la naturaleza, abrazar un árbol o incluso meditar con la espalda apoyada en su tronco puede tener efectos increíbles en nuestro bienestar. Ahora que los beneficios de la terapia de bosque han sido confirmados por la ciencia, podemos aprovechar al máximo esta “terapia” completamente natural que siempre está a nuestro alcance.
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