Los beneficios de la meditación Zen
Como se practica
La meditación zen o zazen es una técnica de meditación oriental que tiene como principal objetivo la relajación total del cuerpo y la mente para el redescubrimiento de la verdadera naturaleza del hombre. En este artículo averiguamos más sobre los orígenes, beneficios e instrucciones.
Los orígenes de esta práctica milenaria se remontan a las experiencias de Buda Shakyamuni, quien alcanzó la iluminación alrededor del siglo VI a.C. C. en la India. El término en sí deriva de zazen, que indica la postura del Buda. La historia se transmitió oralmente de maestro a discípulo durante milenios y solo en el siglo V d.C. llegó a China gracias al monje Bodhidharma, quien encontró un terreno fértil para la difusión de estas prácticas meditativas, conocidas con el término chino Ch'an (Zen en pronunciación japonesa).
La verdadera meditación Zen nació en Japón en el siglo XIII gracias al trabajo del maestro Dogen. Aquí todo el concepto de Zen se reelabora e influye significativamente en la cultura japonesa: se puede pensar en la cultura samurái, el código de comportamiento que se debe mantener en la sociedad, las construcciones, los ritos y las costumbres.
Esta disciplina consiste en abandonar los pensamientos y sentarse en paz con uno mismo, tratando de eliminar miedos, prejuicios y falsedades para entrar en contacto con nuestro verdadero Ser. La meditación zen puede ser practicada por todos, no requiere mucho compromiso físico ni económico y ayuda a combatir el estrés y la ansiedad.
Una de las primeras cosas que hay que saber sobre la meditación zen es que su propósito no es vaciar la mente de todos los pensamientos o alejamientos de la realidad circundante. Su intención es mucho más introspectiva. El objetivo de este tipo de meditación es volver a conocernos, reencontrarnos a nosotros mismos sin los patrones sociales que nos obligan a comportarnos en contraste con nuestro verdadero "yo". Estas superestructuras impuestas desde el exterior son a menudo una fuente de estrés, inseguridad e infelicidad. Por eso, una vez que empiezas a meditar, poco a poco te "aligeras" de las cargas de la vida y sales cada vez más seguro, más "sencillo".
Como empezar
Si no tienes la oportunidad de asistir a un curso, no te preocupes: también puedes empezar por tu cuenta, en casa, siguiendo unas sencillas reglas. Primero hay que elegir un lugar de la casa tranquilo y libre de distracciones, lo más alejado posible de estímulos externos como la televisión, el teléfono y el ruido. Puedes ayudar a crear la atmósfera adecuada con incienso, aceites esenciales y velas y con música zen, si te cuesta trabajo concentrarte y tu mente es muy activa puedes ayudarte con la Bacopa monnieri. A continuación, deberás hacerte con un cojín de meditación (el clásico zafu es perfecto para este fin) y ropa cómoda, posiblemente holgada y de tejidos naturales.
Siéntate en el suelo (¡por eso la almohada es fundamental!) en la clásica posición de loto, por así decirlo con la espalda recta, las piernas cruzadas con los talones sobre los tobillos y las manos apoyadas sobre las rodillas con las palmas hacia delante arriba. Para empezar también puedes adoptar la posición birmana, o puedes meditar de rodillas sobre un taburete (hablaremos más de las posiciones en los siguientes párrafos).
Lo importante es sentirse cómodo para poder concentrarse en la meditación. Como enseñan en las escuelas especializadas, hay que "estar sentado y estable como una montaña". La estabilidad de la postura es también una metáfora: una invitación a estar tranquilos y firmes ante las adversidades que nos presenta la vida. Durante el verano, puedes dedicarte a la meditación zen al aire libre, por ejemplo en el jardín o en la playa. El contacto directo con la naturaleza te ayudará a concentrarte mejor y sentir la conexión con ella.
La respiración
Después de haber "conquistado" la posición correcta, cierra los ojos y concéntrate en la respiración: idealmente debería ser lenta y profunda, permitiéndote usarla como un "ancla" para tu concentración.
Según la filosofía Zen, la respiración correcta permite vivir en salud y armonía durante mucho tiempo. De lo contrario, el individuo es más propenso a la debilidad, la enfermedad y los desequilibrios psicofísicos. Las primeras veces puedes practicar un ejercicio sencillo que te ayudará a concentrarte en tu respiración: cuenta cada vez que inhalas y exhalas hasta llegar a diez. Si te distraes con algo externo o algún pensamiento, anótalo y empieza a contar de nuevo. El objetivo es poder contar hasta más de diez veces sin interrupción.
Cuando tienes éxito, significa que estás listo para la meditación zen real. Ya no necesitarás contar, sino que podrás concentrarte en las sensaciones de la respiración y el fluir de los pensamientos, pudiendo dejarlos fluir sin involucrarte.
No necesitas mucho tiempo para practicar la meditación zen: incluso unos pocos minutos al día son suficientes para ayudarte a cambiar tu estilo de vida. Los expertos dicen que se necesitan ocho semanas para obtener los primeros resultados concretos.
Los beneficios
Gracias a una correcta respiración y concentración en tu ser más profundo, podrás alcanzar una mayor conciencia de ti mismo que aliviará la ansiedad, el estrés y los pensamientos negativos para una vida diaria más serena y luminosa. Ya por el nombre, "meditación sentada", puedes adivinar que el propósito es simplemente sentarse y conocerse.
Este procedimiento tan sencillo nos permite simplificar nuestros problemas y ralentizar los ritmos diarios a los que nos enfrentamos, mostrándonoslos desde un nuevo punto de vista. Practicar la meditación Zen no significa aislarte en tu propio mundo sino, al eliminar miedos e inseguridades que te alejan de tu Ser, ayudarte a establecer una mejor relación con el otro.
La práctica constante, aunque sea por unos minutos al día, lleva a la relajación, a alejar la negatividad, a liberarnos de los prejuicios y patrones que nos impone la sociedad moderna. También te ayuda a aumentar la empatía hacia los demás y a descubrir quién eres realmente. Además, al tratar de ponerse en contacto con su verdadera naturaleza, podrá responder mejor y estar "preparado" para nuevas experiencias.
También te enfrentarás a los obstáculos del día a día de una manera diferente y más consciente. Cada vez más estudios científicos demuestran la eficacia de las técnicas de meditación orientales, y el zen ciertamente no es una excepción. Los estudiosos han confirmado que la meditación tiene efectos beneficiosos en nuestro cuerpo, pero sobre todo en nuestro cerebro, porque se estimula la producción neuronal.
Con el paso del tiempo, descubrirás que ves las mismas cosas de siempre con otros ojos, que experimentas emociones insólitas y que vives la vida cotidiana con más serenidad. ¡En este punto te darás cuenta del increíble poder de la meditación zen!
Las diferentes posiciones
Posición Birmana
Hay varias posturas que puedes adoptar mientras estás sentado con las piernas cruzadas sobre una almohada. La primera y más sencilla es la posición birmana, en la que se cruzan las piernas y se apoya la parte posterior de los pies en el suelo. Las rodillas también deben apoyarse en el suelo, aunque a veces hace falta un esfuerzo extra para conseguir un agarre completo desde el principio.
Después de un tiempo, los músculos comenzarán a relajarse y las rodillas caerán naturalmente. Para ayudar a mantener el equilibrio, siéntese en la parte delantera de la almohada, moviendo el cuerpo ligeramente hacia adelante. Imagina que la parte superior de la cabeza empuja hacia el techo. Al estirar el cuerpo de esta manera, enderezar la columna vertebral y dejar que los músculos se ablanden y se relajen. Con las nalgas apoyadas en la almohada y el estómago ligeramente hacia afuera, se puede formar una ligera curva en la región lumbar. En esta posición, se requiere poco esfuerzo para mantener el cuerpo erguido.
Posición del medio loto
Otra posición muy común es la de medio loto, donde el pie izquierdo descansa sobre el muslo derecho y la pierna derecha se acuña debajo. Esta es una posición ligeramente asimétrica y a veces, la parte superior del cuerpo debe compensarse para mantenerse erguida. Recomiendo a quienes adopten esta posición alternar la pierna dominante de vez en cuando.
Posición del loto
Sin duda, la posición más estable de la meditación zen es la posición del loto, donde cada pie descansa sobre el muslo opuesto. Es una posición simétrica y muy estable, lo que garantiza un equilibrio inigualable. La estabilidad y la eficiencia son, de hecho, las razones por las que se adopta tan ampliamente.
Posición seiza
Otra alternativa es la posición seiza, que consiste en meditar de rodillas. Es una posición muy versátil que se puede realizar con la ayuda de una almohada anatómica, o con los glúteos apoyados directamente sobre los talones, o con una almohada normal o el banco seiza, que preserva los pies de sostener todo tu peso y peso. mantiene la columna recta.
Conclusión
La meditación zen es una de las técnicas de meditación más conocidas y antiguas. Nos enseña a escuchar cuerpo y mente para profundizar y conocernos a un nivel más auténtico, mitigando la ansiedad, el estrés y los pensamientos negativos. Puedes empezar a practicarlo por tu cuenta, diez minutos todos los días, para disfrutar de sus múltiples beneficios. No tengas expectativas y simplemente disfruta el proceso. Solo de esta manera podrás sumergirte verdaderamente en los maravillosos dones de la meditación.